Carlos Rodrigo Zapata C – Desempleo en Bolivia

Bolivia se caracteriza por algunos rasgos incontrovertibles. Entre ellos los más problemáticos son el extractivismo depredador, el narcotráfico, la corrupción, la autocracia y las dimensiones abismales del sector informal. El conjunto de estos rasgos muestra que Bolivia ha perdido el control de su futuro, desde el lado que se lo quiera ver. Detengámonos en el capítulo referido al sector informal.

El oficialismo ha visto por conveniente desatar una campaña propagandística por todos los medios para mostrar que Bolivia tiene la menor tasa de desocupación de la región. Para el efecto se presentan algunos datos comparativos con varios países de la región, situación que representa una verdadera afrenta a todos los sentidos comunes (ver gráfico adjunto).

Si analizamos brevemente el origen de la información utilizada podremos observar que los datos provienen de la Encuesta Continua de Empleo que se realiza trimestralmente en base a una muestra. Hasta ahí no habría nada que cuestionar, ya que esa es la modalidad que usan los países para hacer un seguimiento del estado de situación del empleo. El problema surge cuando observamos la forma de definir la categoría OCUPADOS en Bolivia.

Se considera que una persona está ocupada SI DURANTE LA SEMANA PREVIA A LA ENCUESTA TRABAJÓ AL MENOS 1 HORA. Esta ya es una afrenta al sentido más elemental de ocupación, ya que hasta por casualidad o accidente todo ciudadano “trabaja” en algún menester o quehacer durante al menos 1 hora en el curso de una semana. Pero este ni siquiera es el problema más grave de estos resultados.

Al analizar la Encuesta utilizada y observar las instrucciones para su llenado observamos en detalle qué considera el régimen como “ocupación” en Bolivia. En la sección en la que se aclaran las condiciones necesarias y suficientes que un ciudadano debe cumplir para ser considerado “ocupado”, sale a relucir la forma desvergonzada de utilizar la información. Allí se instruye lo siguiente:

Instrucciones de entrevista

Toma en cuenta la siguiente información para que puedas diferenciar las actividades consideradas como trabajo y aquellas no consideradas como tal: Trabajo es cualquier actividad económica que realizan las personas a cambio de un pago (en efectivo o en especie) incluyendo aquellas actividades que contribuyen a la obtención de ingresos o a la producción en los hogares, aun cuando no sean directamente remunerados o productivos. Se considera que la persona trabajó si desempeñó una actividad de por lo menos una hora en la semana pasada”.

Eso significa que si trabajaste 1 hora la última semana puedes considerarte «ocupado». No interesa si te pagaron directamente alguna remuneración o no (!¡), si tienes contrato de trabajo, si cuentas con algún espacio apropiado para desempeñar el trabajo o lo haces en la calle, si tienes seguro de salud, si te pagan salario mínimo, si conoces la palabra aguinaldo, si se respeta la seguridad industrial, etc.

En suma, no interesa las condiciones en que prestas tus servicios, o si apenas sobrevives o ya estás en estado de inanición, el hecho es que estás «ocupado».

Lo más asombroso es que la tasa de desempleo de 3,76% que publicita el régimen (ver nuevamente el gráfico adjunto) proviene de un país como Bolivia que tiene el mayor sector informal del hemisferio occidental y que alcanzaría al 85% del total de la fuerza de trabajo nacional. En el hemisferio oriental (o sea, en la otra mitad del planeta) sólo nos supera la India que tendría un sector informal conformado por el 90% de la fuerza de trabajo.

Y de semejante cuadro de ocupación dice el presidente “sentirse orgulloso” (ver su propaganda en canales de TV) al comparar a Bolivia con los otros países de la región y sostener que tenemos la tasa más baja de desocupación por segundo año consecutivo.

Lo único que puede advertirse con este modo de clasificar a los «ocupados» y de medir el desempleo en Bolivia es que se trata de encubrir la precariedad de condiciones de trabajo, el subempleo (por horas y por productividad), los ingresos miserables que obtiene una gran mayoría y la falta de oportunidades reales para el pueblo trabajador. Esta forma de medir el desempleo muestra de cuerpo entero que los encargados del manejo del país y la economía consideran que vivir o sobrevivir en cualquier tipo de condiciones ya es un gran logro. ¡Qué miserable idea tienen de las condiciones en que el pueblo boliviano se conforma para vivir!

Durante 3 lustros nos siguen contando la misma historia de un modelo que sería ejemplar para el mundo, cuando lo único que puede advertirse es que se trata de un gran engaño.

¿No indigna semejante forma de mofarse del pueblo boliviano? Lo increíble es que los autores de semejante burla pretenden continuar en el poder otros 5 años. Me pregunto, ¿qué errores o barbaridades hemos cometido los bolivianos para merecernos semejantes irresponsables para nuestra vida en sociedad?

Basta de vivir como sea. Es hora de exigir cuentas y buscar nuevos horizontes inclusivos, sostenibles, dignos, respetables, armoniosos y promisorios.

Carlos Rodrigo Zapata C. Es Economista, Especialista en Planificación Territorial, Diplomado en Sistemas de Información Geográfica, Percepción Remota y Sistemas de Posicionamiento Global, Catedrático de Desarrollo del Capitalismo. Analista político, social y ambiental.

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