MNA fue parte de un recorrido para apreciar las obras del artista Wálter Solón

Al recordar el centenario de su nacimiento, la obra del muralista potosino Wálter Solón Romero sigue aportando al escenario cultural de Bolivia.

El viernes pasado, la Fundación Solón invitó al Museo Nacional de Arte (MNA)  y a una docena de instituciones comprometidas con la cultura a disfrutar un recorrido en el cual se pudo apreciar a plenitud la enormidad de la obra de Solón, con la visita a ocho icónicos murales de este artista potosino que están en la ciudad de La Paz. En todo el recorrido hubo la guía pertinente y detallada de Pablo Solón, hijo del muralista, quien además condimentaba la información con notables anécdotas.

 Ese recorrido compuesto por las obras como punto central de interés integraría la atracción principal de un circuito que la Fundación propone y que –según se baraja- podría tal vez ser trabajado junto a “Mi Teleférico”, ya que las obras se hallan cerca de paradas de diferentes líneas de ese transporte público.

 “Si consideramos los murales de La Paz más el de El Alto, fácilmente se podría lograr un día de recorrido cultural en familia. Veremos si se hace posible”, expresó Pablo durante el paseó de toda la delegación de invitados.

 A esta invitación asistieron David Aruquipa, jefe de la Unidad Nacional de Gestión Cultural de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB); Iván Castellón, director del MNA, así como Jackeline Rojas, jefa de Museos del MNA, junto a otros trabajadores del museo.

Murales imponentes y conmovedores

La actividad se denominó “Circuito Solón” y forma parte de la agenda conmemorativa que desarrolla la Fundación Solón por el centenario de Solón, quien nació en Potosí el 8 de noviembre de 1923 y quien se caracterizó por vincular su obra con su compromiso enmarcado siempre a las luchas sociales.

 El recorrido comenzó con la apreciación del estudio donde Solón creaba, ubicado en la casa de la misma Fundación, en el barrio de Sopocachi. Allí “El Quijote” y “La leyenda de la coca” fueron las primeras grandes obras que el grupo pudo apreciar, al mismo tiempo que se adentraba a los interiores de los cuartos donde bosquejaba sus obras. Es su casa, la de su familia, cada rincón está plagada de historia y arte.

 Luego, el numeroso grupo de asistentes se trasladó en bus hasta la Escuela Nacional de Medicina para ver el mural «Salud para el Pueblo», un mural de 9 metros por 3.5 y que fue entregado en 1986, según nos relató el guía del recorrido. En este mural se

puede apreciar que el objetivo de toda atención y servicio al pueblo es una familia dichosa y viviendas en condiciones dignas.

 Posteriormente, fue visitado el Monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) donde se halla «Retrato de un pueblo», una de sus más conocidas y conmovedoras obras. La violencia brutal de las dictaduras está resumida en estas imágenes desplegadas en las cuatro paredes del Auditorio del Rectorado de la UMSA. Pablo explicó que esta obra fue trabajada en tres años y fue entregada en 1989.

 La tercera parada fue el edificio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), donde se halla el mural «Historia del petróleo boliviano». Luego, tocó visitar la Gobernación paceña, donde hay dos obras: «Don Quijote» y «Tunupa». La siguiente parada fue el Museo de la Revolución, que está en la Plaza Villarroel de Miraflores y donde se admira el mural «Historia de la Revolución».

 Posteriormente, el grupo se dirigió hasta la Facultad de Medicina de la UMSA, donde está la obra «El Cristo de la Higuera». Y finalmente el grupo visitó la Facultad de Artes de la UMSA, donde se halla un mural inconcluso.

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