Vicepresidencia del Concejo Municipal suma esfuerzos en favor de necesitados

Empresas e instituciones de la ciudad de El Alto se suman a la ayuda social que cada mes brinda la concejal vicepresidenta del Concejo Municipal de la ciudad de El Alto, Fabiola Furuya para cambiar la vida de las personas más necesitadas.

Furuya entregó capital semilla (1500 bs en mercadería y 500 bs en efectivo) a la señora María Valero, una vendedora de frescos hervidos, con principios de artritis; por su parte, EPSAS un carrito para comercializar su mercadería; la empresa de calaminas Cóndor frazadas y chamarras, la Fundación Puertas Abiertas 20 litros leche acompañado de pan y el Instituto Berlín un canastón con alimentos básicos.

“Hoy estamos juntando a las autoridades e instituciones en una red solidaria y convocamos a las autoridades nacionales, departamentales y municipales a las instituciones, empresas y a la propia población a sumarse a esta red solidaria en favor de las personas más necesitadas de la ciudad de El Alto”, expresó la autoridad.

A tiempo de solidarizarse con la situación de la señora Valero, los representantes de las empresas e instituciones destacaron la iniciativa de la concejal Furuya para colaborar a personas en estado de vulnerabilidad.

“Fundación Puertas Abiertas trabaja de la mano de la concejal Furuya para colaborar a las personas más necesitadas. Me parece muy bueno la iniciática de la autoridad y de los propios medios que incentivan la labor social”, manifestó el presidente de la fundación, Freddy Gutiérrez.

La señora Valero tiene 55 años, un hijo al que le arrebataron de sus brazos cuando aún era un bebe y tuvo que dejar su hogar por el maltrato familiar que vivía.

Físicamente y espiritualmente maltratada, la señora decidió seguir adelante y encontró una casa que ella cuida y logró generar sus propios recursos con el negocio de venta de refresco hervido, sin embargo, el dinero ganado no le alcanza para llevar una vida digna.

La señora vive de la ayuda que generosamente le brinda su dueña de casa con unos cuantos alimentos, que ella debe cocinar a fogón con leña que debe buscar. Ella desde tempranas horas se dirige hasta  el puente Bolivia camino a Oruro para vender su producto.

Día a día, pese al frío recrudescente y el viento fuerte, la señora María instala su puesto para lograr llevar un par de centavos a su hogar. Por si fuera poco, la señora Valero debe lidiar de un leve comienzo de artritis, muchas veces tiene dolores en las manos, cuando tiene que lavar su ropa lo tiene que hacer con agua tibia.

La señora vive en calidad de cuidadora de casa en la zona Amachuma, en el sector de las viviendas, en el Distrito 10 de la urbe alteña.

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