Mónica es una joven madre que se ganó la confianza de otras madres, y también padres. Ella es bioquímica, tiene 29 años y junto a su bebé Luana de once meses vive en Independencia desde enero de 2021. Ella se mudó al pueblo desde la ciudad de Cochabamba porque consiguió un trabajo como bioquímica a cargo de la farmacia del Hospital San Juan de Dios de esa localidad.
“Cuando llegué a Independencia el COVID-19 ya estaba afectando a la población del municipio. Junto a la laboratorista estuvimos a cargo de tomar las pruebas hasta que se contrató un equipo especial para tomar esa responsabilidad. Tuve mucho temor de contagiarme, pero pude mantener alejada la enfermedad gracias a que soy muy estricta en el uso del equipo de protección personal, lavado de manos y distancia respecto a otras personas”, cuenta Mónica.
“La vida en el pueblo me gusta mucho, el aire no está contaminado, no hay ruido, todo es más tranquilo. La pandemia también me alejó de la ciudad porque pienso que mi bebita está más segura aquí; la puedo sacar a pasear sin temor a aglomeraciones de personas. La pena es que no puedo llevarla a mi trabajo justamente para evitar que se contagie de COVID-19 u otra enfermedad, y la tengo que dejar al cuidado de una señora de mi confianza, pero como todavía tengo horario de lactancia voy corriendo a casa a ver cómo está, jugar con ella, bañarla y alimentarla”.
“Algo que valoro mucho, yo digo que es una bendición, es que al venir a vivir y trabajar en Independencia conocí el programa de Cuidado para el Desarrollo Infantil (CDI) que UNICEF implementa con el municipio. Aquí supe, desde que estaba embarazada, sobre la importancia de los primeros mil días de oro, el apego precoz, y lo fundamental que es la lactancia materna exclusiva, especialmente porque el padre de mi bebita no está conmigo”.
“Los talleres de CDI me ayudaron muchísimo en la relación con mi hija, junto a otras madres he aprendido que se debe vigilar el Desarrollo Infantil Temprano (DIT) en sus cinco áreas: motricidad gruesa, motricidad fina, lenguaje, cognición, y vínculo socio-emocional. Aquí he aprendido que todo debe desarrollarse de acuerdo con la edad de mi hijita, y si algo no está como debería debo estimularla usando el juego con amor y cariño. Me ha dado un entorno de seguridad porque en mi familia no había niños, no tenía guía sobre cómo criarla. Antes de asistir a los talleres busqué información en redes sociales, pero no todo lo que hay publicado allí es realmente útil o real, incluso puede tener el efecto contrario y generar temor e inseguridad”.
“Algo que he notado desde que se dan los talleres de CDI, es que las madres que acuden a la farmacia del Hospital me hacen muchas preguntas sobre el desarrollo de sus hijas e hijos. Antes ellas recogían sus suplementos alimenticios, vitaminas o medicamentos en total silencio, ahora me consultan y me comparten en confianza sus inquietudes respecto al cuidado y desarrollo de sus wawitas. Yo creo que una mamá que pregunta está interesada y preocupada por cómo está creciendo y desarrollándose su bebé”.
De acuerdo con Jonny Fernández, técnico de CDI de UNICEF para el municipio de Independencia, Mónica es una líder para otras madres jóvenes. “Ella ha despertado su confianza, lo cual es complicado de obtener, porque la mayoría de las mujeres de Independencia son muy tímidas e inseguras. La cultura machista y patriarcal es muy fuerte y las tiene muy limitadas, sin embargo, piden a Mónica guía y consejo”, afirma Jonny.
“Cuando noto que una wawa no está desarrollada de acuerdo con su edad, me acerco a su mamá, papá o ambos y les digo que además de traerle al hospital para el control de su salud, tienen que hacerle jugar con lo que tengan en su casa, enseñarle a reconocer objetos, figuras, que lo importante es la conexión neurológica a través de la mirada cariñosa. Siempre les digo que así su bebé va a crecer, inteligente, sano y feliz”, afirma Mónica.